—Supongo que lo necesitaba —le dijo entonces a aquella página en blanco que tenía delante. Suspiró —. Supongo que necesitaba un espacio —continuó diciendo en voz baja mientras tecleaba, lo suficiente como para poder escucharse a sí mismo en contraste con el silencio de la noche —. Redefinir el nuevo rumbo de mi vida con la cantidad de palabras que me dejé en el tintero, y con las que están por llegar. —Se detuvo un momento para buscar la luna en el firmamento. Respiró hondo como si al hacerlo estuviera cogiendo energías directamente desde allí —. O quizá sólo necesite calmar este cosquilleo en un nuevo borrador, esconderte allí donde van todas esas historias que podrían haber sido pero nunca fueron y que el tiempo decida qué será de ti. Si te soy sincero —le dijo a la página—, no tengo ni la más remota idea de qué eres para mi. Pero siento algo místico. El inicio de una etapa. Por eso estoy aquí.
Encendió el reproductor, lo dejó sonando a toda pastilla, se colocó aquel sombrero desgastado y se volvió invisible.
Encendió el reproductor, lo dejó sonando a toda pastilla, se colocó aquel sombrero desgastado y se volvió invisible.