005 - Bilbao.

pienso en el calor que arruga la palabra
alrededor de su hueso el sueño que se llama nosotros
Tristan Tzara


Bilbao. Julio 2012.

Casi 2800 kilómetros dan para ver muchos paisajes y al final uno no sabe qué fotografías rescatar ni qué decir como para resumir todo aquello. El primer recuerdo que tengo fue para tomar café en un sitio de carretera con WiFi y mi emoción al poder escribir mensajes desde allí. La carretera nos daba vía libre a las aventuras y el café ya corría por mis venas. ¡A toooope!

Día 1. Primero dirección Madrid. Recuerdo la emoción de Oxy en su primer contacto al volante y mi placer por descubrir a Tristan Tzara así, con la velocidad de sus palabras cabalgando con nuestra propia velocidad, mientras devorábamos los primeros kilómetros como un visto y no visto. Llegamos a Madrid sin perdernos mucho, bueno, vale, un poco, por las veinte o treinta M-introduce-tu-número-favorito-aquí, hasta que al fin llegamos y el Lobo del invierno nos llevó al hogar donde nacen las cuestas de nieve, y me quedé con ganas de volver para esquiar en aquel sitio cerrado. Recuerdo que probé una cerveza riquísima en ¿Avalon? Recuerdo que Lobo no conduce, se desliza sobre la nieve pillando velocidad y esquivando obstáculos, que es mucho mejor. Allí en no-recuerdo-cómo-se-llama entré por primera vez al "Kentucky Fried Chicken" que me pareció bien-vale-bueno-ok es decir que el rulo de carne que me pedí no me terminó de convencer, pero las alitas si estaban verdaderamente bien.

Luego recuerdo poner rumbo a Oviedo. Carreteras con curvas divertidísimas. El sol en lo alto y el coche haciendo más y más kilómetros. Ya llevábamos más de seiscientos el mismo día cuando paramos a descansar en un hotel de chinos-de-carretera con campos de amarillo inmenso. Saqué la tumbona y pasé unos minutos al aire libre, en uno de esos parkings techados de carretera que nadie usa a las cinco de la tarde. Breve descanso y otra vez a la carretera. Antes de llegar nos abrazó la niebla más inmensa que he vivido conduciendo, nos introducimos en una nube como un alfiler en un jersey y más curvas divertidísimas y el corazón latiendo a tope por las ganas. Y así llegó Oviedo como lo puto mejor que he tenido en el 2012. Pero no hablemos de eso ahora, ¿vale?

Día 2. ¿Eran las 7 de la madrugada? Cuando sin dormir pusimos rumbo a los Lagos de Covadonga, uno de los paisajes más inspiradores y bonitos que he visto nunca, un paraiso protegido por curvas y vacas que caminan a sus anchas en mitad de la carretera, con tanta niebla a nuestro alrededor que ni siquiera podías ver qué había más allá del asfalto. ¿Y si nos caemos? No sé dónde acabaremos porque la niebla me impide ver la montaña, sólo veo blanco, blanco incógnita, blanco misterio, blanco muerte.

Apenas pudimos salir porque empezó a chispear con amenaza de tormenta, el indicador de gasolina estaba casi en su límite inferior y no había nadie en los alrededores a quien preguntarle cualquier cosa ¿y la gasolinera más cercana? ¿y si sigo recto por este camino que tengo enfrente? ¿algún café por aquí? nada de eso. Así que dimos la vuelta hasta el último punto-de-guardado (es decir: gasolinera) que nos habíamos cruzado en el camino. Así los Lagos quedaron inmortalizados en mi memoria y en apenas dos fotografías (tarea pendiente para 2013 porque quiero subirlas a ese flickr-ahora-abandonado al que tanto mimo le daba antes).

Después de repostar conducí hasta un parking abandonado, buscando un sitio donde echar una cabezada porque los ojos se me empezaban a cerrar solos y eso sí que es grave peligro. Paré el motor, me acomodé, cerré los ojos y antes de atrapar el tren de los sueños había un hombre tocando en el cristal del coche. ¿Pero quién coño vive en este parking abandonado? Después del pequeño infarto de ese momento y de poner todos mis sentidos alerta (algo que duró apenas medio segundo) descubrí que era el guardia de seguridad. Nos habíamos colado en el parking privado de un tanatorio ¿Los tanatorios tienen parkings privados? Por allí si. Y no podíamos aparcar allí. Es decir, estaba VACIO, pero no podíamos aparcar allí. Muy bien. Yo no tenía ningunas fuerzas para moverme así que Oxy tomó el relevo y en cuanto nos sacó de allí cerré los ojos y al abrirlos ya estábamos en una Repsol de Bilbao. Ya estábamos de vuelta.

(He escrito de vuelta sin pensarlo, como si Bilbao fuese en realidad mi hogar y pienso dejarlo así. En el fondo sí siento que todos los sitios a los que he ido de festival tienen algo de hogar, pero además también siento que he dejado algo allí muy mio: Siento que allí se ha quedado ese Pliyo que medía el tiempo pensando siempre en el festival siguiente, pensando siempre en el concierto siguiente, ese Pliyo que medía el tiempo en los conciertos vividos a sus espaldas, y ahora no, ahora el Pliyo que escribe es otro, es diferente, es otro Pliyo que ha reorientado su brújula hacia Europa, como si la etapa de los festivales fuera un libro – no completado, eso nunca – y Europa fuese otro libro distinto y nuevo abierto en sus manos)

Describir el BBKLive 2012 se podría hacer con una crítica intensa de cada concierto, pero eso sería extenderme demasiado. Yo diré que fue MÁXIMO, y resumiré los puntos más importantes:

Día 3, 4 y 5. Lo mejor nada más llegar fue tener como compañeros de camping a unos colgados que no paraban de gritar KUTULU! KUTULU! y otros cantos como "Hola me llamo Mimi, I love London". Guapíiiisimo. Eché muchísimo de menos a todos los que no estaban conmigo en ese momento. Lo mejor de esto es que ahora siento que tengo que llevar la palabra de KUTULU a todos los camping a los que vaya. Hay que invocarlo. Hacen falta más predicadores en el mundo que alcen su voz de madrugada. El mundo ha de conocerlo. KUTULUUUUUU !!!

El primer día fue para Mumford & Sons. Grupo que me tiene enamoradísimo desde que los conocí en su dia (gracias Andres133 por poner esa canción en mi bandeja de entrada spotify, si pasas por aquí este abrazo va para ti) y sé que estaba cegadísimo y que no me importaba nada más y casi lloro. Joder. Bravo por ellos. Pero bravo de quitarse el sombrero y tirárselo para que se lo queden. La vitalidad que tienen en el escenario, su fuerza, Marcus (guitarra, voz principal, batería, mandolina) medio-manco y dándolo todo. UF. Son mucho mejor en directo, pero con diferencia. *Escalofrío del bueno*

Lori Meyers estuvo muy bien. Keane también. Radiohead estuvieron impresionantes. Uno de Enter Shikari pegó uno de los botes más grandes que he visto en mi vida, que aún no sé cómo no se rompió algo al subirse a un montón de altavoces y luego saltar al escenario. Lo más activo que he visto nunca, brutal. Garbage lo clavó y supo llevar de puta madre un corte de voz que tuvo en mitad de canción pero "Shit Happens" dijo y otra vez a moverse como un huracán. Bravo Garbage.

Bloc Party fue un desfase, había mucha agresividad en las primeras filas. Agresividad nivel tres o cuatro puntos por debajo de The Prodigy o Pendulum, es decir: sobrevives pero a veces tienes que endurecer tu espalda y plantar tus manos firmes a las barras, y tus cojones firmes al suelo para no dejarte llevar por la avalancha. (con Prodigy es directamente para los golpes o muere, o golpea o muere y con Pendulum más de lo mismo, pero esos no tienen nada que ver en este festival). En el escenario estuvieron enormes, mucho, pero que muchísimo mejor que cualquier cosa que tengan grabada en estudio y eso es lo que hace a un grupo enorme. Y ahora me viene a la cabeza ese "Give me one more chance, give me one more chance to love you" que se nos quedó pegado durante todo lo que nos quedaba de viaje.



Snow Patrol. *El público dice "Oooooh"* fue realmente bonito. Me lleno de cariño al escribir estas letras y siento que es por el directo tan tierno que dieron. Fueron cañeros cuando tuvieron que serlo y melódicos en los momentos justos. Otro directazo.

¿Y a quién me dejo? Supersubmarina estuvo muy bien y se marcaron una crítica-política antes de tocar una de sus canciones que sé que me hizo aplaudir.

Las noches pasaron muy rápido. El agua fría del primer día sólo nos dió un susto porque el resto tuvimos agua caliente, buenísima mejora repecto del año pasado, bien por el BBK. Un día fuimos a comer a un buffet libre en Bilbao que para mí es ya una visita prácticamente obligada. Descubrí nuevos sitios para tomar café. El Gugenheim. El vicio al Modern Warfare en un carrefour. El puerto y aquella sala recreativa. La camarera amable que nos dejó cargar todo lo eléctrico mientras comíamos. El dependiente de la gasolinera que me deseó buen camino. Conseguir colar usar la cámara los tres días de festival. Y seguro que me dejo detalles.

Día 6. A la vuelta pasamos por Albacete. Comimos en Panchos. Oxy me llevó a un parque donde conocí a Ardi, una ardilla que protege los árboles corriendo de rama en rama, y que si te mira a los ojos te enamoras y sólo sabes decir "Ardiii, Ardiii, Ardiii ¿dónde estaas? Ardii ven con nosotroooos". Pero Ardi no va porque su labor es cuidar del bosque y su recuerdo es un suspiro, que bien podría protagonizar los mejores poemas de desamor que hayan sido escritos por el hombre.


Y aquí estoy. Cinco meses después, en el último día del año, escribiendo unas líneas en este cuaderno para inmortalizar todo aquello.

No descarto volver a esta entrada para ampliar referencias, nombres, lugares, impresiones, emociones, fotografías... pero tampoco descarto no-hacerlo y que se quede tal como está, tal como ha sido escrita de un tirón.

Son las 9 de la mañana del 31 de Diciembre de 2012. Buen camino. Gracias por pasar : )















 Mis fotografías de los conciertos: Aquí

1 comment:

  1. FREEZE! DON'T MOVE!

    (¿Y cuando se desayuna? ¡A cualquier hora!)

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