001 - Alicante.


Vuelvo a casa y me coloco delante del papel,
saboreando las fotos de un nuevo viaje,
apurando los minutos antes de empezar la siguiente semana.

Hace tiempo que no llevo un diario adelante
(adelante, que vamos tarde.)
Ni siquiera sé por qué me coloco delante de la hoja
en blanco.
(como tampoco sé hacia dónde van mis letras.)

Pero si sé que viajar me hace sentir más ligero,
que estos versos bien podrían ser un párrafo,
que en sus ojos he visto el calor de una familia,
y que vuelvo un poco más entero.

Supongo que echaba de menos la forma de sus sonrisas,
el calor de ciertas expresiones que no son las mías,
dormir en saco,
cocinar sin prisa,
empezar poemas en el bloc de notas,
correr bajo las nubes,
parar para echar un piti,
cafetear en carretera.

Que llegue la noche,
después de la aventura de capturar
los breves instantes de la vida
y que venga un maratón de películas y risa
cuando uno dijo de alquilar una de terror
(que suele ser del malo)
y el resto le seguimos.

A veces van así las cosas,
arriesgamos porque ganamos mucho más compartiendo.

Y quizá por eso escribo.

Aquí va el primer peldaño de esta escalera
de carretera y manta,
de pasos aventureros hacia lo desconocido.


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