Es el espíritu de la aventura
que se ha colado en ella,
cantando a pleno pulmón
la vieja melodía antes de un viaje.
Las mariposas de la música se cuelan por la ventana,
y mi corazón tartamudo sale de su caja
bajo ese aleteo hiperactivo,
donde aventura y corazón bailan pegados,
como dos amantes que nunca debieron separarse.
Al final de la noche, la aventura es una pizarra vacía,
esperando a que escriban sobre ella
todas esas piezas que encajan formando buenos recuerdos.
Al amanecer, siempre con pocas horas de sueño,
el ritual acaba en un susurro de palabras arcanas:
Que lo que sea unido con magia,
no lo separe el olvido.
No puedo evitar sonreír desde el primer párrafo y lo identificada que me siento, pues vivo entre aeropuertos y mi maleta nunca falta conmigo.
ReplyDeleteLos últimos dos versos son dignos de cita célebre.
beso.
Me encanta como escribes y no he podido resistirme a dejarte una huella. Los dos últimos versos son fantásticos.
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